sábado, 11 de octubre de 2008

PIUS P.P. XII




Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli Graziosi era el tercero de los cuatro hijos de Filippo Pacelli, príncipe de Acquapendente y de Sant'Angelo in Vado, y de su esposa la nobildonna Virginia Graziosi.


Hizo sus primeros estudios en una escuela católica privada. Luego de terminar sus estudios primarios, Pacelli emprendió sus estudios secundarios clásicos en el liceo «Ennio Quirino Visconti» de dicha ciudad, una escuela con tendencias anticlericales y anticatólicas. En 1894, a la edad de dieciocho años, ingresó en el seminario de Capranica, para lograr su ordenación sacerdotal. Sin embargo, no soportó el internado, por lo que en el verano de 1895 abandonó el Capranica y se matriculó para el siguiente año en el Instituto Apollinare. Fue ordenado sacerdote en el año 1899 y se matriculó en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Instituto Apollinare de la Pontificia Universidad Lateranense. Desde 1895 hasta 1896, estudió filosofía en la Universidad de La Sapienza, en Roma. En 1899, se doctoró en teología y in utroque iure (en derecho civil y canónico).


Desde joven manifestó una admirable dedicación a los estudios, que junto con una extraordinaria memoria y una vida muy disciplinada, hicieron de él un estudiante ejemplar. Dotado de un espíritu sumamente fino y profundo, y ayudado sin duda por la educación recibida en casa, Eugenio manifestó ya por aquel entonces una madurez poco común. Sus ideales, marcados por la nobleza y el servicio, confluyeron con el llamado del Señor a seguirle en el camino sacerdotal. Fue ordenado sacerdote el domingo 2 de abril de 1899, (Domingo de Resurrección) por el Obispo Francesco Paolo Cassetta, y recibió su primera asignación como encargado en Chiesa Nuova, donde había servido como acólito.

En 1901, ingresó en la Congregación de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios, una sub-oficina de la Secretaria de Estado Vaticano, en donde se convirtió en un minutante, gracias a la recomendación del cardenal Vannutelli. En 1904, el padre Pacelli fue nombrado chambelán y en 1905 prelado doméstico de Su Santidad. Desde 1904 hasta 1916, Monseñor Pacelli asistió al cardenal Gasparri en su codificación del derecho canónico en el Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios.

Monseñor Pacelli se convirtió en el sub-secretario en el año 1911, y secretario-adjunto en 1912, y en 1914 fue secretario del Departamento de Asuntos Eclesiásticos Extraordinarios. Como secretario, concluyó un concordato con Serbia, cuatro días antes del asesinato de Archiduque de Austria-Este, Francisco Fernando en Sarajevo. Durante la Primera Guerra Mundial, llevaba el registro Vaticano de los prisioneros de guerra.


El papa Benedicto XV lo designó como nuncio apostólico en Baviera en 1917, consagrándolo obispo titular de Sardes e inmediatamente elevándolo a arzobispo en la Capilla Sixtina el 3 de mayo del mismo año, antes de que partiera a Baviera, donde se reuniría con el rey Luis III, y luego con el Káiser Guillermo II de Prusia. Una vez en Múnich, el Nuncio Pacelli fue de gran ayuda al Papa Benedicto XV en sus esfuerzos por aliviar a las víctimas de la primera guerra mundial. Por aquellos tiempos difíciles, signados por los terribles efectos y secuelas de la gran guerra, el Nuncio Pacelli dio muestras de ser un verdadero Pastor. A despecho de las serias amenazas contra su vida, supo permanecer valientemente al lado del pueblo que el Santo Padre le había confiado. Sumamente comprensivo y pródigo en palabras de aliento y de esperanza cristiana para con quienes se sentía solidario en su dolor y padecimientos, se distinguió en todo momento por hacer concreta su caridad. Su extraordinaria bondad llegó a ser prontamente conocida por muchos alemanes que, por ese entonces, se beneficiaron de diversos modos de su caridad y celo pastoral. En 1920 fue también nombrado Nuncio de la República Alemana


En 1929 Pío XI lo nombra cardenal presbítero del título de Ss. Giovanni e Paolo y dos meses despuésSecretario de Estado. Pesaron los años de servicio al dicasterio regido por este cardenal, pero además Pacelli era sin duda el mejor experto en política de la época. Ofició de Legado Pontificio en Gran Bretaña, Francia, Hungría, Estados Unidos, Argentina, entre muchos.


Desde 1935 ostentaba el cargo de Camarlengo de la Iglesia, por lo cual a la muerte de Pío XI le correspondió organizar la sede vacante. Era el candidato ideal, por lo que luego de dos días de conclave (uno de los más cortos de la historia) y tres votaciones, fue elegido como 260° Obispo de Roma. Era 2 de marzo de 1939, día de su cumpleaños n° 63. El 12 sería solemnemente coronado por el cardenal proto-diácono Dominioni, en la primera ceremonia que se efectuaba al aire libre (logia) y era televisada. Desde su primer discurso asombraría al mundo entero por su sabiduría llena de Dios, y por su lucidez en los terrenos de la vida religiosa y social. Su deseo era el de iluminar con la luz de Cristo a toda clase de profesionales: hombres de ciencia, del mundo de la economía y de la política, trabajadores, artesanos y agricultores.


Una de sus primeras acciones fue condenar el totalitarismo mediante la encíclica Summi Pontificatus. Inició una serie de excavaciones en el subsuelo de la Basílica Vaticana para certificar arqueológicamente la tradición sobre los restos de San Pedro. Durante la II Guerra Mundial mantuvo una posición pública de neutralidad, aunque contribuyó a la salvación de miles de judíos, de manera directa e indirecta.
Lucho abiertamente contra las corrientes comunistas, impulso la Acción Católica. Su profunda devoción mariana lo llevó a consagrar a la humanidad al Inmaculado Corazón de María, y mediante la constitución apostólica Munificentissimus Deus definió el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen. Fue un fuerte impulsor de la liturgia y la evangelización de los pueblos, así como lineamientos sobre la Iglesia y la prensa, su supranacionalidad y su historia.


El 9 de octubre de 1958, aquejado de múltiples dolencias, su alma retornó a la Casa del Padre, mientras se encontraba en su residencia de verano en Castel Gandolfo. Con él moría el último “Papa Rey”, el Pastor Angélicus. El cardenal Roncalli, fuertemente impresionado por las multitudes que se agolpaban para ver el impresionante traslado de sus restos mortales a San Pedro, escribirá en su diario: “El pueblo de Roma no honraba el paso de un mero gobernador temporal, sino la encarnación de la majestad espiritual y la dignidad religiosa”.


Desde 1965 se encuentra abierto el proceso de beatificación del Siervo de Dios Pío XII.

No hay comentarios: