viernes, 26 de diciembre de 2008

FOTOGRAMA DE NAVIDAD. Desde el Vaticano 2008
































Publicado el 26. Dec, 2008 por CatólicoDigital en Benedicto XVI.


Benedicto XVI señaló a este 26 de diciembre como la memoria litúrgica de San Esteban, el primer mártir de la cristiandad muerto apedreado a las afueras de Jerusalén pocos años después de la crucifixión de Cristo.
El Papa Benedicto XVI urgió hoy a liberar a todos los secuestrados del mundo y abogó especialmente por las religiosas italianas plagiadas en octubre pasado por un grupo armado en Kenia.
‘Invito a todos a rezar sin olvidarse los numerosos secuestros de personas en otras partes del mundo de los cuales no siempre se tiene clara noticia: pienso en los secuestrados por motivos políticos y por otras razones en América Latina, Medio Oriente y África’, dijo.
Antes de bendecir a una multitud en la Plaza de San Pedro del Vaticano, aseguró que en la atmósfera navideña se advierte ‘más fuerte la preocupación’ por cuantos se encuentran en situaciones de sufrimiento y de dificultades graves.
Recordó en particular a las dos consagradas María Teresa Olivero y Caterina Giraudo, pertenecientes al movimiento misionero contemplativo ‘Padre de Foucauld’, secuestradas junto a un grupo de colaboradores locales en El Waq, al norte de Kenia.
‘Desearía que en este momento sientan la solidaridad del Papa y de toda la Iglesia; el Señor, que naciendo ha venido a darnos el regalo de su amor, toque el corazón de los plagiarios y conceda cuanto antes a estas nuestras hermanas de ser liberadas’, apuntó.
El obispo de Roma auguró que puedan recuperar su libertad para volver a su ‘desinteresado servicio’ a los más pobres. ‘Nuestra solidaria oración sea en este momento para todos ellos de íntima y espiritual ayuda’, añadió.
Benedicto XVI señaló a este 26 de diciembre como la memoria litúrgica de San Esteban, el primer mártir de la cristiandad muerto apedreado a las afueras de Jerusalén pocos años después de la crucifixión de Cristo.
Su ejemplo, añadió, recuerda que el nacimiento de Cristo ha traído a la humanidad la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la luz de la verdad sobre las tinieblas de la mentira.
‘Alabamos a Dios porque esta victoria permita también hoy a tantos cristianos de no responder al mal con el mal, sino con la fuerza de la verdad y del amor’
, afirmó.

Preparando En España el Encuentro Mundial de las Familias. Para Extraer Ideas Importantes. Diciembre 2008



Escrito por Ecclesia Digital
viernes, 26 de diciembre de 2008
"Nota obispos de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida– Jornada Mundial de la Famila LA FAMILIA, ESCUELA DE HUMANIDAD Y TRANSMISORA DE LA FE
«La familia formadora de los valores humanos y cristianos». Este es el tema elegido para el sexto encuentro mundial de las familias que tendrá lugar en México del 14 al 18 de enero. El hilo conductor de este encuentro hace referencia a la familia como el camino que conduce al hombre a una vida en plenitud. Unidos a esta idea fundamental nos disponemos a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia con el siguiente lema: «La familia, escuela de humanidad y transmisora de la fe».
I. Escuela de humanidad
a) Aprender a recibir el amor
«La familia es escuela del más rico humanismo»
[1]. Estas palabras del Concilio Vaticano II presentan a la familia como la morada donde el hombre aprende a ser hombre. Se trata, por tanto, del lugar en el cual se desarrolla la primera y más fundamental ecología humana, el ámbito natural y adecuado para que pueda desarrollarse el aprendizaje de lo verdaderamente humano. Así lo descubrimos a la luz de la Revelación del Hijo de Dios que elige la Sagrada Familia para crecer en su humanidad.
En el hogar familiar la persona reconoce su propia dignidad. Lejos de cualquier criterio de utilidad, en su familia el hombre es amado por sí mismo y no por la rentabilidad de lo que hace. Más allá de lo que pueda aportar por sus posesiones o por sus capacidades físicas, técnicas, intelectuales o las propias de su personalidad, la persona no es un medio al servicio del interés de otros; es un fin absoluto, amada por sí misma, de un modo fiel que permanece en el tiempo incluso con sus propias debilidades.
b) Aprender a acoger y acompañar la vida
La familia es el santuario de la vida donde cada miembro es reconocido como persona humana desde su concepción hasta su muerte natural y aprende a custodiar la vida en todos los momentos de su historia. La misión de acoger y acompañar la vida es una labor permanente de la familia. Sin embargo, esta misión adquiere una relevancia singular en este momento en que muchas familias son afectadas dramáticamente por la crisis económica y, sobre todo, cuando han sido anunciadas reformas legislativas que ponen en peligro la vida naciente y terminal: el aborto y la eutanasia.
- En la familia, escuela de solidaridad, compartimos los bienes y sostenemos fraternalmente a los miembros más necesitados. Y es en el hogar familiar donde, frente a la posesión de muchos bienes materiales inducida por un consumismo desmedido, aprendemos lo que es verdaderamente importante: el amor.
- En la familia se percibe que cada hijo es un regalo de Dios otorgado a la mutua entrega de los padres, y se descubre la grandeza de la maternidad y de la paternidad. El reconocimiento de la vida como un don de Dios nos urge a pedir que no se prive a ningún niño de su derecho a nacer en una familia, y que toda madre encuentre en su hogar, en la Iglesia y en la sociedad las ayudas necesarias para tener y cuidar a sus hijos.
- En la familia y en la comunidad cristiana se encuentra la razón para vivir y seguir esperando. Todos, incluidos los que sufren por enfermedad, soledad o falta de esperanza, pueden hallar en la familia y en la Iglesia la certeza de ser amados, y sobre todo la convicción del amor único e irrepetible de Dios que permanece más allá del pecado y de la muerte: «la verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando “hasta el extremo”, “hasta el total cumplimiento” (cf. Jn 13,1; 19,30)»
[2].
c) Aprender a dar la propia vida
A través de las relaciones propias de la vida familiar descubrimos la llamada fundamental a dar una respuesta de amor para formar una comunión de personas. De esta manera, la familia se constituye en la escuela donde el hombre percibe que la propia realización personal pasa por el don de sí mismo a Cristo y a los demás, como advierte el Señor en el Evangelio: «porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará»
[3]. El eco de estas palabras del Señor resuenan en la enseñanza del Concilio Vaticano II: «el hombre, única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás»[4].
II. Transmisora de la fe
La primera manifestación de la misión de la familia cristiana como iglesia doméstica es la transmisión de la fe
[5].
La experiencia del amor gratuito de los padres que ofrecen a los hijos la propia vida de un modo incondicionado, prepara para que el don de la fe recibido en el bautismo se desarrolle adecuadamente. Se dispone así a la persona para que pueda conocer y acoger el Amor de Dios Padre manifestado en la entrega de su Hijo, y construir la vida familiar en torno al Señor, presente en el hogar por la fuerza del sacramento del matrimonio.
En la familia cristiana descubrimos que formamos parte de una historia de amor que nos precede, no sólo por parte de los padres y abuelos sino, de un modo más fundamental, por parte de Dios según se ha manifestado en la historia de la salvación.
En la familia cristiana se descubre la fe como una verdad en la que creer, la verdad del Amor de Dios que implica la respuesta de toda la persona. Encontramos así la vocación propia de todo hombre, la llamada a entregar a Dios la propia vida.
En el hogar cristiano se descubre la fe como verdad que se ha de celebrar introduciendo a cada miembro en la vida de los sacramentos que acompañan los acontecimientos más fundamentales de la historia familiar. De un modo central la Eucaristía, porque hace presente la entrega esponsal de Cristo en la Cruz y enseña e impulsa a dar la vida por amor incluso en los momentos de dificultad o sufrimiento.
En la familia cristiana se descubre la fe como una verdad que se ha de vivir y, por lo tanto, que se ha de practicar en la vida, orientando y configurando la actuación concreta de cada miembro de la familia.
III. Conclusión
Que la familia se constituye en la primera y más fundamental escuela de aprendizaje para ser persona es un hecho originario y, por lo tanto, insustituible. Así lo descubrimos a la luz del misterio del nacimiento del Hijo de Dios que contemplamos en la Navidad. La familia es el lugar elegido por Jesucristo para aprender a ser hombre: “el niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él”
[6]; es el reflejo en la tierra del misterio de Comunión eterna que Él vive en el seno de la Santísima Trinidad.
Rogamos a la Sagrada Familia que el encuentro mundial de las familias suponga una fuerte efusión del Espíritu para que Cristo sea la piedra angular sobre la que se construye el hogar cristiano. Nuestra oración se dirige especialmente a las madres que encuentran serias dificultades para dar a luz a sus hijos, a los ancianos y enfermos que ven mermada su esperanza y a los hogares que están sufriendo los efectos de la actual situación económica.
Rogamos también por los frutos de la especial celebración de la fiesta de la Sagrada Familia que por segunda vez tendrá lugar este año en Madrid con la intervención del Papa a través de la televisión.
Que el hogar de Nazaret sea la luz que guíe la vida de nuestras familias para que sean escuelas de humanidad y transmisoras de la fe.
Con nuestra bendición y afecto:
Mons. Julián Barrio Barrio,Presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar
Mons. Juan Antonio Reig Pla,Presidente de la Subcomisión de Familia y Vida
Mons. Francisco Gil Hellín
Mons. Vicente Juan Segura
Mons. Manuel Sánchez Monge
Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa
Mons. Gerardo Melgar Viciosa
[1] Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo de hoy Gaudium et spes, 52.
[2] Benedicto XVI, Spe salvi, 27.
[3] Lc 9, 24.
[4] Gaudium et spes, 24. De esta manera, la familia es la escuela en la que se forja la libertad orientada por la verdad del amor: «la libertad se fundamenta, pues, en la verdad del hombre y tiende a la comunión» (Veritatis splendor, 86).
[5] Cf. Conferencia Episcopal Española, Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España, 66.
[6] Lc 2, 40.

martes, 16 de diciembre de 2008

CUENTO PARA PREPARAR NAVIDAD 2008.


Emilia Pardo Bazán


Jesús en la Tierra.


Voy a contaros un cuento de la gran Noche, que me refirió un viejo peregrino, cansado ya de recorrer todos los caminos y senderos de este mundo y deseoso únicamente de recostar la cabeza en una piedra y morir olvidado. Si el cuento es algo sombrío, atribuidlo a la fatiga y a las muchas desventuras del que me narró esta especie de sueño.
La Noche de Navidad en uno de estos últimos años, habéis de saber que nuestro Señor Jesucristo en persona quiso bajar a la Tierra y recorrerla, porque como nadie ignora, si ha leído el texto santo, las delicias de Jesús son morar entre los hijos de los hombres.
Dejó, pues, su trono y su asiento a la diestra del Padre, y ocultando la majestad y belleza de su aspecto bajo forma que no deslumbrase a los ojos mortales y que a veces ni aun fuese visible para ellos, descendió al mundo, deseoso de encontrar piedad, amor y fraternal regocijo. La Naturaleza parece asociarse a la solemnidad del día: en el firmamento, claro como una bóveda de cristal, brillan los astros de oro y de esmeralda pálida, titilando cual una mirada cariñosa: ni corre un soplo de aire, ni una partícula de humedad condensada en figura de nubecilla empaña la magnificencia de la hora nocturna.
En el polo, cuando se apoya sobre la helada extensión el pie sagrado de Jesús, enciéndese súbitamente, como para festejarle, una espléndida aurora boreal: reflejos abrasadores, purpúreos y anaranjados, colorean la nieve y arrancan de los enormes témpanos centelleo diamantino. Mas ¿qué le importa a Jesús la magia del espectáculo? Lo que Él busca es luz de aurora en los corazones; le atraen los fenómenos del alma, no los juegos de un meteoro en las rocas insensibles y en las heladas estepas.
Y pasa adelante.
El primer lugar donde encuentra hombres, es una llanura árida, el fondo de un valle que altas montañas limitan y coronan. Hombres, sí, cubren el suelo, apretados como la mies cuando la tumba la guadaña del regador; pero hombres inmóviles, yertos, crispados, en posiciones violentas; y en sus rostros lívidos vueltos hacia el cielo resplandeciente de dulce claridad estelar, en sus ojos abiertos y sin mirada, una expresión de rabia o de espanto persiste, a despecho de la muerte... Porque son cadáveres los que cubren la llanura, y la llanura es un campo de batalla.
Jesús, pensativo, los contempla breves instantes. En los pechos abiertos, las heridas bermejas parecen bocas; en las frentes destrozadas, los negros coágulos de sangre mariposas fúnebres de esa horrible especie llamada Atropos, que lleva sobre el corselete la figura de una calavera. Algunos de los hombres que yacen en la llanura respiran todavía: prestando oído se percibe su ronco estertor agónico. Una mujer anciana, deshecha en llanto, amparando con la mano trémula lucecilla, cruza inclinándose para ver los rostros: busca tal vez a su hijo entre los muertos. Un caballo sin jinete pasa, olfateando la carnicería y huyendo enloquecido...
Y Jesús sigue, se aleja.
Entra en una ciudad populosa. Por las calles circula gente alborozada, gozando la deliciosa templanza en una noche tan apacible como las primaverales. Voces vinosas entonan cantos desafinados; las guitarras acompañan con su rasgueo procaz coplas equívocas; las panderetas repican incesantemente, y discordes sonidos de rabeles, zambombas, chicharras, carracas de metal, se enzarzan en el aire cual brujas volando al sábado. La multitud, desparramándose por las calles, se arremolina ante los cafés atestados, sofocantes de calor; a veces, un grupo se cuela por la puerta de alguna hedionda tabernucha, de donde salen pateos, algazara, blasfemias y vaho de aguardiente.
Ante una de estas innobles guaridas se para el Nazareno. Ve allá en el fondo un grupo alrededor de una mesa: dos hombres y una mujer. Ella da cuerda a entrambos; los provoca, los enreda; ellos beben copa tras copa, y disputan. El uno arroja un vaso a la cara del otro; el vaso se hace pedazos, el hombre se incorpora chorreando heces de vino mezclado con sangre. Los demás bebedores intervienen, amontonan al sano, aplacan al herido, le enjugan la faz, bromean, obligan a los adversarios a reconciliarse, les incitan a que se abracen riendo; el sano tiende los brazos con cordialidad y sin recelo alguno; el herido desliza en el bolsillo la mano abierta; corta el aire el relámpago de una navaja y cae un hombre con el pulmón partido.
Jesús se desvía, sigue andando, y ve un portal grandioso, iluminado, sostenido en columnas de rojo mármol con capiteles de bronce. Sube la escalera, que revisten densas alfombras y decoran nobles tapices de batallas y cacerías, y penetra en una antecámara de vastas proporciones, donde hacen la guardia criados de calzón corto y armaduras ecuestres auténticas. La antecámara da acceso a un saloncito sin muebles, alumbrado por centenares de globos eléctricos, y en el fondo del saloncito, bajo celajes de tul fino batidos como espuma, aparece un encantador Belén, un Nacimiento para niños millonarios, obra de arte más que de ingenua devoción. Al través de los campos y de los oteros imitados con musgo y piedra pómez, salpicados de palmeritas enanas, y de sicomoros gentiles y diminutos, se deslizan murmurando riachuelos naturales, que sin duda algún ingenioso mecanismo hidráulico hace correr. De los montes de piedra pómez, en cuyas cimas reluciente polvo blanco remeda la nieve, desciende el torrente Cedrón, y del césped verdadero de los jardines se lanzan y se pulverizan en el aire enhiestos surtidores. Un lago en miniatura refleja en su cristalino seno las torres de Jerusalén, el circuito de sus murallas, las cúpulas del templo y los apretados olivos del huerto de Getsemaní, que trepan por la ladera. Los mil pintorescos detalles de los nacimientos no faltan en éste, sólo que las figuras, perfectamente modeladas, son muñecos primorosos, y desde el grupo de pastores que se arrodilla como en éxtasis, hasta los Reyes Magos que, caballeros en sus dromedarios, asoman por una garganta salvaje, todo revela la mano del hábil escultor. El prodigio es la gruta; hecha de cristales de roca menudísimos y cristalizaciones de amatista, se irisa con múltiples cambiantes al herirlas la luz del foco eléctrico en forma de estrella, que, suspendido de un hilo de perlas, oscila a gran altura. Y en la gruta deslumbradora, entre un asno y un buey de plata cincelada, la Virgen, de oro, vela al Niño, de oro y esmalte también, con la cabecita de madreperla. Para ostentar dignamente aquel grupo, joya de la orfebrería florentina del Renacimiento, tal vez de Benvenuto Cellini aquellas efigies en que la riqueza de la materia compite con lo inestimable de la ejecución, se ha armado, sin género de duda, el Belén suntuoso, y han corrido los torrentes y las cascaditas bajo las palmeras y los olivos.
Lo extraño era que no hubiese nadie, nadie absolutamente, en el salón; nadie para admirar tal maravilla, nadie para acompañar al Niño Jesús de oro y piedras, a fin de que no helase en su gruta de cristalizaciones, entre los reflejos violáceos de amatista y los destellos multicolores de la diáfana roca... Y sin embargo, el palacio no debía de estar desierto, sino al contrario, lleno de gente: se notaba en la atmósfera esa vibración, esos efluvios tibios que solo produce el aliento de muchos hombres y mujeres reunidos para una fiesta. Del fondo de una galería llegaba a veces prolongado murmullo, las rotas cadencias de una música alada y sensual, el gorjeo de las risas. Jesús adelantó y se encontró en la galería, bello jardín de invierno, decorado por gigantescas plantas y árboles de remotos climas, gomeros y lantanas de enormes hojas, ciccas y pandanos de complicada estructura semejantes a pagodas y obeliscos de porcelana verde. Esparcidas por el jardín se veían las mesas donde cenaban alegres grupos, mujeres engalanadas, acribilladas de pedrería, hombres que ostentaban sobre la solapa de raso de su frac grana gardenias ya mustias por el calor. La orquesta de cuerda, oculta en un quiosco árabe que revestían floridas enredaderas, acompañaba suavemente el rumor de las conversaciones y de las carcajadas melodiosas, el ticliteo de las transparentes copas que el champaña orlaba de espuma, y el levísimo choque de los platos, que la destreza de los criados amortiguaba lo posible. Era una lujosa cena de Navidad. Jesús retrocedió, volvió al salón del Nacimiento, donde se vio otra vez en el establo, niño y solo. El roce de unos pasos sobre el pavimento de incrustaciones de madera se dejó oír, y una mujer, una jovencilla, de ojos azules, de blanco traje apenas escotado, penetró en el saloncito, fue derecha al Belén, y envió una tierna sonrisa al Niño, que contempló despacio con amor. Después, como el que tiene que ocultar una escapatoria, volvió precipitadamente a la galería, donde tal vez la echasen de menos. Era la hija del dueño de la casa. El Niño de oro ya no sentía tanto frío, y Jesús, extendió la mano, bendijo a la doncellita, la única que se acordaba del Misterio...
Salió del palacio sin volver atrás la vista, y alejóse del pueblo, de la gran ciudad corrompida y fangosa, como se había alejado del siniestro y sangriento campo de batalla. Un cambio repentino en la atmósfera presagiaba temporal; nubarrones densos y oscuros como plomo corrían por el cielo; ráfagas de cierzo glacial azotaban los árboles, y se oía el mugir pavoroso del mar rompiéndose contra los escollos. Jesús se encontró en una aldea de pescadores, mísero grupo de chozas, colgado a guisa de nido de gaviota en una escotadura de la costa salvaje. A pesar de la hora, bastante avanzada para gente que suele economizar luz, nadie duerme en la aldea.
Ábrense de golpe las puertas de las cabañas, y hombres y mujeres, provistos de faroles encendidos y de largas pértigas, de bicheros, de cestos y de sacos, se dirigen en tropel hacia la playa, despreciando el viento que les azota el rostro y la lluvia que empieza a caer sacudida por las rachas furiosas del huracán. Imponente aspecto el del Océano: olas gigantescas, con cresta de espuma, se encrespan descubriendo abismos, y el sulfuroso zigzag de un relámpago alumbra en el fondo de una sima a una embarcación que corre sin rumbo. Los ribereños alzan las luces, las hacen brillar, y el barco, que en ellas cree distinguir la salvación, el puerto amigo, maniobra hacia la costa, y, precipitándose, va a chocar contra el bajío donde se clava despedazado.
Los náufragos, que a la luz de otro relámpago habían podido verse sobre el puente, en actitud de terror y desesperación, se arrojan al agua, asidos a tablas, cogidos a cuerdas, montados sobre barriles; y luchando con las monstruosas olas, que los sacuden y zapatean contra el peñascal, nadan desesperadamente para alcanzar la playa, en que brillan y corren las luces, en que ven agitarse seres humanos. Y entonces se verifica algo espantoso: los que en la playa esperan a los náufragos, al verlos llegar moribundos, con las pértigas, con los bicheros, con remos, con palos, con cuchillos, los rechazan hacia el agua otra vez; pero antes los despojan de la cintura de cuero en que salvaban oro y papeles de la cartera que se ataron bajo el sobaco al comprender el peligro, de la ropa, de cuanto poseen; y por si las olas tardasen en hacer su oficio, aturden a los infelices de un golpe en la cabeza, y así los arrojan al piélago, inertes ya. Y danzando de júbilo, gruñendo como canes por el reparto del botín, esperan la madrugada al pie de los escollos, para recoger los despojos del buque que el mar escupiría bien pronto, aprovecharse de la feliz albana y celebrar después con grosero y copioso banquete el día de la Natividad del Señor...
El Redentor ha huido de la playa, sus ojos están nublados, su alma triste hasta la muerte, según estaba cuando sudó sangre en Getsemaní. Y su corazón, abrasado de caridad como nunca, insaciable en amar a los hombres, siente las espinas de la corona que se le clavan, agudas e invisibles. ¡Para esta raza había nacido en el establo y había muerto en la cruz!
Entrando en una de las cabañas que los pescadores dejaron desiertas al salir a su horrible pesca de náufragos, divisa, en un rincón cerca del fuego, un niño arrodillado. Al verse tan solo, el rapaz ha tenido miedo, se ha acercado al hogar buscando abrigo, y reza buscando amparo y protección. Jesús le coge en brazos, le besa, le acuesta, le pone la mano en los ojos y le deja tranquilamente dormido, soñando con los ángeles. Y al ascender otra vez al cielo, se lleva Jesús en el hueco de la mano cuatro perlas: las lágrimas de una madre que buscaba a su hijo en el campo de batalla; el orar de un hombre que pide le sea perdonado un agravio; la sonrisa de una doncella, y la oración de un inocente.

martes, 9 de diciembre de 2008

CINE FOROS CRISTIANOS. Material de Apoyo



Películas recomendadas: comenta, analiza, debate… ¡Compartir es vivir!Y dentro de los nuevos Foros, lo retomamos, de momento con dos páginas, pero aquí las visualizarás a la derecha, tanto arriba como abajo.
Películas recomendadas: comenta, analiza, debate… ¡Compartir es vivir!En la Web encuentra.com, y dentro del primer link, tienes, además de varias Subsecciones, unas base de datos con más de 600 películas con clasificación, contenidos específicos y una breve reseña.Entretenimiento. CinesíntesisEn la misma Web, he utilizado el Buscador interno, tecleando: cine. El resultado, 4 estupendas páginas de resultados, que también te recomiendo visitar.Encuentra. Buscador cineCatholic.net. También he utilizado el Buscador interno, tecleando: cine. Se obtienen muchos resultados, que te van a resultar muy útiles.Catholic. net. Buscador cineRed joven.org. Tienes que entrar, a la izquierda, en: Culturateca. Después en cine, y encontrarás una estupenda clasificación por diversos temas.Redjoven.orgAquí alfabetizada, toda una Sección de cine:Buzón católico. CineE.católico.com. Cine:Reseñas de cineAquí tienes estupendos recursos, entre ellos, recomendaciones de películas: Escuela de Animación Juvenil Don Bosco. Tienes que entrar a:Una películaGalería de recursos: películas.PelículasConferencia Episcopal. Revista Pantalla 90. Desde aquí tendrás acceso a los últimos números publicados:Revista Pantalla 90Ciudad Redonda. Un estupendo artículo:Cine: cuestión de lenguajePermite que ahora te de dos recomendaciones:La primera, Los chicos del coro, que vi recientemente, y que es estupenda. Y una, muy, muy especial: el próximo día 25, se estrena en España, una película absolutamente maravillosa: Hotel Rwanda, nominada a 3 Óscars. Precisamente, el otro día hablé con Mario, un compañero sobre ella, creo que va a ser impresionante.Este es el link de recomendación de Amnistía Internacional:
Amnistía Internacional. Hotel RwandaAquí tienes la Web de On Pictures sobre esa película. Tienes mucho para informarte:
On pictures. Hotel Rwanda

lunes, 8 de diciembre de 2008

Inmaculada Concepción de María


Tota pulchra es, Maria

et macula originalis non est in te.

Vestimentum tuum candidum quasi nix,

et facies tua sicut sol.


Tota pulchra es, Maria,

et macula originalis non est in te.


Tu gloria Jerusalem, tu laetitia Israel,

tu honorificentia populi nostri.


Tota pulchra es, Maria

lunes, 1 de diciembre de 2008

Bible Scribe, un robot para transcribir la Biblia.


Tres artistas alemanes llamados Matthias Gommel, Martina Haitz y Jan Zappe han creado un proyecto de lo más singular: un brazo robótico que transcribe la Biblia con el mismo tipo de caligrafía que utilizaban siglos atrás los monjes copistas en los scriptoriums de las abadías.
Como podéis observar en la imagen superior, la instalación -que ha sido bautizada como
bios [bible] consta de un gran rollo de papel que se va extendiendo sobre una mesa alargada al ritmo que el robot va ejecutando su trabajo.
La calidad de la caligrafía
roza la perfección, pero eso tiene una contrapartida en forma de tiempo: Bible Scribe necesita 7 meses de funcionamiento ininterrumpido para copiar el contenido íntegro de la Biblia.


La instalación, que en palabras de sus autores ha sido creada para tratar de aunar en un mismo espacio dos materias a menudo tan enfrentadas como la fe y el progreso técnico y científico, está expuesta desde el domingo en el Museo de Arte Contemporáneo ZKM de Karlsruhe, donde permanecerá hasta el 19 de abril del año que viene.

Para Quienes Deseamos Estar al Tanto de Taizé.


Ya está en marcha la peregrinación de la Familia Marianista al encuentro europeo de Taizé en Bruselas.Adjunto aquí toda la información y los pasos para inscribirte.Si quieres, puedes participar en el foro del Encuentro: saludar, contar tu experiencia, presentarte, preguntar…

Como Familia Marianista tendremos un encuentro previo en Barcelona y viviremos este encuentro desde nuestra identidad de familia: religiosos, fraternos, profesores, monitores… Es nuestro 5º año, los 4 anteriores han sido la bomba (Lisboa, Milán, Zagreb, Ginebra… y este en Bruselas no va a ser menos.

¡Apúntate!
Desde http://partido.marianistas.org y Fóros de Ágora(
http://foros.marianistas.org)

VISITE LA WEB ACCIÓN FAMILIA DE CHILE. Diciembre 2008


Estimado Hermanos Laicos de Chile : Sobre el tema "Formación" tengo dos artículos para recomendarle.

Cuando se habla de contemplación, tenemos la impresión de que se trata de un ejercicio reservado para pocos, ya que se nos presenta como muy arduo. Este artículo muestra que, por el contrario, todos estamos continuamente contemplando. Para obtener sus frutos, se trata de tornarla consciente.



El siguiente artículo es: "Amor y temor en la piedad cristiana". Ambos son necesarios a la salvación. Es claro que cuando hablamos de "temor", nos referimos al temor reverencial y no al temor servil. La Sagrada Escritura nos enseña que el temor es el comienzo de la sabiduría.



Puede hacer llegar este mensaje a sus amigos, utilizando para ello el vínculo que se encuentra abajo.Saludos cordiales,


Luis Montes Bezanilla Contacto:



Visite el sitio de Acción Familia

La web de la Diócesis de Almería, a la que nos referíamos al hablar de una serie de presentaciones sobre San Pablo, nos ofrece otro valiosísimo material en formato Power Point: los 150 salmos.

El autor de este trabajo, Antonio García Polo, presenta así su obra:


Por fin veo cumplido un deseo, desde hace tiempo soñado: elaborar 150 presentaciones (PPS) con los salmos de la Biblia, utilizando la traducción oficial de la Liturgia de las Horas.

“Orar con los Salmos”, es mi pequeña colaboración para compartir, en medio de tanta y tan cargada información de internet, un espacio para la escucha, la alabanza y la plegaria.En los salmos están grabadas las experiencias de fe del pueblo de Dios, del mismo Jesucristo, de toda la Iglesia, que aclaman, cantan, agradecen, suplican, buscan y anhelan la fidelidad al Señor y el encuentro con Él. Experiencias que son también las nuestras porque somos “pueblo” y rebaño” del único Dios.

(Sal. 99, v. 3)La fuerza está en la Palabra; deseo que la imagen la acompañe y arrope para que facilite “orar con los salmos”.
Además del texto de los salmos, se ofrece una presentación general de los mismos y una útil clasificación temática según las ocasiones en que queramos utilizarlos.

Sin duda, un trabajo imponente que será de gran utilidad para diversas tareas educativas y pastorales.
Link
Los 150 Salmos en Power Point

ADELANTE. VENDE TODO. Material de Apoyo.


Carta del Obispo de Ávila España a los jóvenes.


Querid@ joven,Ante todo, un saludo. No sé si me conoces algo o nada, quizás de oídas o de vista. Por si acaso, me presento. Mi nombre es Jesús, tengo sesenta y tantos, soy cristiano como tú, obispo de Ávila, y querría ser sencillamente tu amigo. Por eso, te escribo esta carta abierta.
Podría hacerlo por email, messenger o tuenti, pero aún no tengo tu dirección y, sinceramente, tampoco estoy muy puesto en estos medios. Aunque si la consigo, prometo aprender o, mejor aún, encontrarnos personalmente.No quiero hacerte perder tu valioso tiempo ni mucho menos meterte un rollo para comerte el tarro. Sólo quiero entablar contigo un pequeño diálogo para conocernos y para proponerte algo distinto de lo que se te suele ofrecer. Te lo propongo porque para mí y para muchos que conozco es algo muy bueno.
Después de algunos años uno aprende a valorar lo que verdaderamente merece la pena y se siente en deuda de compartirlo. Guardarlo para mí sería demasiado egoísta. Más aún, sería perderlo. En cambio, al compartirlo nos enriquecemos mutuamente y nos ayudamos a ser más felices. Eso es lo que pretendo con estas líneas.
Sólo te pido que las leas como escritas expresamente para ti, por alguien que te aprecia y que, por eso, espera tu respuesta, sea la que sea. No te importe.

1. ¿Qué buscas? ¿Cómo te encuentras?Quizás te haya llamado la atención el título de esta carta. Lo he tomado prestado de la canción de «Operación Triunfo» de hace unos años, que seguro te sonará: «Adelante, por los sueños que aún nos quedan…». En cuanto la oí me vino a la memoria un relato del Evangelio en el que Jesús le dijo a un joven algo parecido: «todavía te falta una cosa, adelante, vende todo y luego sígueme» (Mc 10,21).
En esa palabra «adelante» se encierra parte del secreto para que tu vida sea una verdadera – no aparente o televisiva - «operación triunfo». Aquel joven se había acercado a Jesús con una pregunta que le inquietaba: «¿qué he de hacer de bueno para heredar la vida eterna?» (Mc 10,17). Ese joven tenía sueños e ilusiones, quería vivir a tope y ser feliz para siempre. Pero sabía que eso no le llovería del cielo: tenía que hacer algo, más aún, algo «bueno» para alcanzar esa meta. Por eso, preguntó a alguien capaz de ayudarle.Curiosamente en el Evangelio no se nos dice el nombre de aquel joven. Creo que la razón es muy sencilla: para que pongas tu nombre. Ese joven puedes ser tú. Imagínate en esa situación. Seguro que tú, también como él, tienes tus sueños, tus ilusiones para el futuro: aquello por lo que haces las cosas, por lo que te levantas cada mañana aunque las sábanas se te peguen, por lo que estudias, te esfuerzas o entrenas cada día, por lo que decides esto o aquello. Antes de ponerse uno en marcha tiene que saber qué busca y hacia dónde quiere ir para poder elegir el camino acertado. Por eso, Jesús lo primero que preguntó a unos cuantos jóvenes que tenían curiosidad por él fue: «¿qué buscáis?» (Jn 1,38). Quizás te sientas reflejado en esa canción de Amaral: «quiero vivir, quiero gritar, quiero correr en libertad, quiero encontrar mi sitio». ¿Y tú? ¿Qué quieres en la vida? ¿Qué buscas? No te canses nunca de soñar. Querer es bueno. Pon nombre y apellido a tus sueños.Pero – siguiendo con el joven del Evangelio – sabes que no basta con querer o soñar. Hay que ponerse manos a la obra para que los sueños se hagan realidad. Y te preguntas: «¿qué puedo hacer?».
Yo me preguntaría algo previo: ¿qué estoy haciendo ya? ¿cómo me encuentro? ¿por dónde ando en este momento? Sólo un consejo antes de que respondas a estas cuestiones. Solemos tener la mala costumbre de fijarnos sólo en lo negativo de nosotros mismos o de mirarnos como los demás nos ven. De este modo nos desanimamos. Atrévete a fijarte en lo positivo, toma en serio lo que los demás piensen de ti pero, sobre todo, déjate mirar como Dios te mira. Él se fija principalmente en lo «bueno» que tienes y en lo mucho que vales, porque es lo que Él puso en ti. Sobre lo bueno que ya has conseguido podrás seguir construyendo. Y, a la luz de lo bueno, descubrirás inmediatamente lo que no va tan bien, lo que te queda aún por hacer.
2. Hagamos balance. ¿Estás satisfecho?Una vez que te has planteado lo que quieres y has visto dónde te encuentras puedes hacer balance de tu situación.
Déjame que lo haga contigo, partiendo de las veces que me encuentro y hablo con chicas y chicos de tu edad.* Seguro que tú, como ellos, quieres vivir en libertad, ser tú mismo sin etiquetas ni imposiciones de nadie. Me parece algo muy bueno y fundamental. Es más, Dios te quiere libre de verdad en tus decisiones y creencias, que seas alguien único y no un número más de la lista. Aunque conseguir esto no es fácil ¿verdad? Puedes creer que para llegar a ser libre hay que hacer lo que te dé la gana, librarte de las normas establecidas o de lo que te digan tus padres, ser tú mismo a pesar de los demás o incluso en contra de ellos.
Conozco a jóvenes que han llegado a la conclusión de que ser libre así te hace pasota, te deja más solo y, al final, termina convirtiéndote en esclavo de tus propios caprichos o, lo que es peor, de lo que te dictan desde fuera sin que te des ni cuenta. Esos jóvenes experimentan una cosa curiosa: eres más tú mismo y te sientes más libre cuanto menos te miras al ombligo y cuanto más cuentas con los demás y vives para ellos. Ser libre es andar en busca de la verdad y del bien, que no son invento tuyo ni nuestro, sino algo inscrito dentro de ti, en tu conciencia, que por eso te remuerde cuando no la haces caso.* Otra aspiración que puedes tener, como muchos jóvenes de tu edad, es el bienestar. Buscas vivir bien y tener cosas buenas (alimentación, casa, trabajo con buen sueldo, ropa de moda, buena salud, un buen «body»).
La cuestión es si esto sólo basta para hacerte feliz. A veces absolutizamos tanto esas cosas que las hacemos dioses, es decir, sacrificamos todo por ellas como si fueran lo único importante y acabamos siendo esclavos de ellas, del consumo, de las modas o del cuerpo. Me encuentro frecuentemente con chicos y chicas que tienen de todo pero que, en el fondo, no están contentos. No sé tú, pero yo creo que vales más por lo que eres que por lo que tienes o aparentas.* Probablemente te guste vivir la vida, disfrutar del momento presente («carpe diem») y hacer experiencias fuertes arriesgando un poco. El problema es que el momento presente no son sólo las noches de los findes sino también las mañanas de los lunes y las tardes de estudio o de trabajo. Quizás, por impaciente curiosidad, hayas buscado probar cosas nuevas, como el alcohol o las drogas, o hacer experiencias fuertes, como la velocidad o el sexo fácil, que, sí, pueden darte un placer momentáneo pero que después te dejan vacío, «te hacen viejo de repente» y te llevan a un mundo de fantasía que nada tiene que ver con la vida «real», «tu» vida, la verdadera, con sus alegrías y frustraciones. A veces percibo con pena cuántos jóvenes como tú buscando esos riesgos y experiencias-límite han terminado en un «círculo ciego», arruinando sus vidas y la de sus familias y amigos. La carrera de tu vida es larga. Por eso, es bueno que te dosifiques para que disfrutes de todo a su tiempo y no te entre la pájara antes de llegar a la meta. Veo con alegría que hay jóvenes que disfrutan de la vida sin evadirse de ella, que arriesgan todo sin hacer puenting hacia la nada.* Hoy en día otra cosa fundamental es comunicarse y entablar relaciones.
El chateo por internet o las conversaciones al móvil dan fe de ello. No has nacido para vivir solo sino con los demás y para los demás. Detrás de todo ello está el deseo más importante que seguro llevas en tu corazón: amar y ser amado. Es lo que más necesitas pero, probablemente, lo que más te cuesta. Te das cuenta de que amar es algo muy serio: es saber recibir y entregarse, arriesgarse y esperar, ser fiel ahora y para siempre. Siendo sincero contigo mismo, a veces dices que amas a una persona cuando en el fondo te estás sirviendo de ella para tu propia satisfacción, para «usar y tirar», y notas que eso es mentir, amarse a sí mismo y no te hace feliz.Este balance que acabamos de hacer me recuerda una parábola de Jesús en la que habla de un hijo pequeño que pidió a su padre toda su fortuna para irse de casa. Quería ir por libre, buscar el mayor bienestar posible lejos de su casa para experimentar los placeres de la vida sin freno.
Al final, después de probarlo todo, se encontró muy pronto sin nada, solo e insatisfecho (cf. Lc 15,11-16). Y algo parecido le pasó al joven rico. Tenía muchas cosas pero sentía que le faltaba algo. Veía un «desfase» entre lo que quería y lo que tenía, entre sus sueños y lo que había conseguido hasta entonces. Y ¿tú? ¿no sientes algo semejante? ¿estás satisfecho con lo que eres y has alcanzado, con lo que te ofrece la tele o la sociedad en que vives? A lo mejor te encuentras como en ese «canto del loco»: «estoy cansado de salir de noche y ver siempre la misma gente. Estoy flipando de que la gente se invente, cuente y luego reinvente…Estoy cansado de siempre lo mismo y la misma historia y quiero cambiar». Puede que en tu vida «todo tiene igual color» y «sientes que algo echas en falta». ¿Qué será? ¿Podrás alcanzarlo y cambiar?
3. «Lo hemos encontrado». Te presento a JesúsEl joven rico pero insatisfecho acudió a alguien que podía ayudarle. Posiblemente había oído hablar de él o se lo encontró por casualidad. Sea como fuere resultó alguien muy especial: Jesús de Nazaret. A lo largo de los siglos quien se ha encontrado con Él no ha quedado indiferente. Así les ocurrió a los primeros discípulos. En cuanto lo conocieron fueron a presentársele a otros: «lo hemos encontrado» (cf. Jn 1,41.45). Yo también lo encontré cuando tenía tu edad y te lo ofrezco.
Sí, te presento a Jesús. Lo he encontrado aunque quiero seguirlo buscando contigo.Ahora, ¿por qué Jesús es tan especial? ¿quién es Él? Una vez él mismo hizo una especie de «sondeo» a sus apóstoles sobre lo que la gente pensaba de él (cf. Mt 16,13-14). Recibió respuestas «hechas», «desde fuera», que lo etiquetaban según los ideales de su tiempo. Probablemente algo semejante obtendríamos si hiciésemos hoy esa encuesta. ¿Cómo la rellenarías tú? Quizás has oído hablar algo de Jesús (en casa, en catequesis, en clase de religión, en los medios de comunicación).
Te puede parecer como un hombre muy importante que ha cambiado la historia, o como una buena persona que hizo el bien ayudando a los más pobres, como un «anti-sistema» que quiso transformar el mundo sin violencia costándole la vida, como un maestro con doctrinas hermosas y poco comunes, o incluso como un hombre religioso fundador del cristianismo. Puedes seguir la lista.Sin embargo, todas estas respuestas, sin ser falsas, se quedan un poco por las ramas. Es lo que «se dice» de Jesús, un Jesús hecho a mi medida.
Pero para conocer realmente a una persona no bastan las etiquetas ni una foto, hay que encontrarse y dejarse sorprender por ella, por lo nuevo y único que me aporta. ¡Cuánto más con Jesús! El apóstol Pedro dio en la clave cuando respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente» (Mt 16,16). En esta frase se resume quién es Jesús. Él es el Mesías, es decir, aquel en quien se cumplen las esperanzas del pueblo de Israel y los sueños de todos los hombres, también los tuyos. Él tiene una relación única con Dios: es su Hijo. Jesús no es sólo un hombre, todo lo especial que quieras, es el Hijo de Dios hecho hombre: Dios con nosotros, contigo, Dios a tu nivel, Dios para ti.En Jesús me he dado cuenta de que Dios no es una idea abstracta por encima de las nubes sino que tiene rostro y corazón: es mi Padre, nuestro Padre. En Jesús he escuchado que Dios tiene una palabra para mí y que no es ni para regañarme ni para echarme flores sino para iluminarme en mi camino hacia la auténtica felicidad: «ánimo, no tengas miedo», «levántate y camina», «yo tampoco te condeno pero anda y en adelante no peques más», «bienaventurados los pobres en el espíritu».
Jesús me ha hecho notar que Dios tiene gestos conmigo de confianza, de ternura, de compasión, de aliento. En Jesús he descubierto que Dios no me deja tirado y a mi bola, incluso cuando yo he pasado de Él, sino que se ha mojado conmigo, contigo, con todos, hasta el punto de hacerse uno como tú y como yo, de compartir mi vida real, con sus tanteos y crisis, hasta el punto de entregar su vida en la cruz «por mí» y por todos para que nosotros no tuviéramos que morir para siempre. ¡Esto sí que ha sido un derroche de Dios!A veces puedes tener la impresión – como en los Cuentos de Narnia – de que la «bruja blanca» domina este mundo frío con su «magia» de mal, de mentira y de violencia. Pero no. Jesús es como aquel león, Aslan, que siendo inocente se ha dejado matar para romper el hechizo de la bruja. En su resurrección se ha roto el hechizo. Hay una magia más poderosa que la de la bruja, hay un poder más fuerte que el del «anillo» de Saurón que amenaza con destruir la «tierra media»: ¡el amor de Jesús!Resumiendo, en Jesús he sentido que Dios me ama sin condiciones ni límites, como soy, con mis grandes valores y mis pobres defectos, para siempre.
Jesús es un Dios distinto de como lo imaginamos y, por eso, nos hace distintos después de haberlo encontrado. Él no te quita nada de lo bueno, hermoso y grande que tienes. Al contrario – como dice el Papa Benedicto – te ofrece más, te lo ofrece todo.4. «Lo que hemos visto y oído te lo anunciamos». Vivir la IglesiaProbablemente me dirás que estas palabras son muy bonitas, pero ¿cómo encontrar a ese Jesús si vivió hace más de dos mil años? Los cristianos confesamos que Él ha resucitado y, por eso, sigue vivo, presente entre nosotros de un modo misterioso pero real por medio de su Espíritu Santo. Hay cosas que no ves con los ojos pero sin ellas no puedes vivir: el amor de tu familia, la amistad, el aire, la luz…Algo así es el Espíritu de Jesús resucitado. Puedes encontrarlo en todas partes pero hay un lugar en el que nos ha garantizado su presencia: en la Iglesia.
Ciertamente la Iglesia no tiene hoy muy buena fama entre los jóvenes ni en la opinión pública. No sé qué opinión tienes tú de la Iglesia. Yo sólo querría presentártela de otro modo. Quizás ves la Iglesia sólo como una institución poderosa y rica entre tantas de nuestra sociedad, la identificas con los curas o con un grupo determinado, o tienes la imagen que de ella te venden (carca, impositiva, incoherente…). Pero la Iglesia sobre todo es la casa de la gran familia de Jesús, donde hay sitio para todos, donde todos somos iguales siendo distintos porque Él está en medio según nos prometió: «donde dos o tres están reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20). Yo no creo solo sino junto con otros que me han anunciado «lo que han visto y oído» (1 Jn 1,1-4), formando así una cadena que se inició con los apóstoles de Jesús, continúa hasta hoy y se prolongará hasta el fin de los tiempos.Si te enganchas a esta cadena y entras a formar parte de esta gran familia, la verás con ojos nuevos, como a tu propia madre. Te darás cuenta, naturalmente, de sus faltas, porque la formamos hombres y mujeres limitados, pero ante todo te sentirás como en casa, en tu casa. Quisiera decirte: tú también eres Iglesia, ella es tu madre y tu casa, te ha regalado la fe en Jesús y nunca te abandonará. En ella tienes sitio y una tarea insustituible.
Lo que le pase a ella te afecta también a ti y depende en cierto sentido de ti. Esto es lo que muchos jóvenes como tú han vivido en el último Encuentro mundial de la Juventud con el Papa en Sydney y lo que nos disponemos a vivir en Madrid en el verano de 2011.5. «¡Ven y verás!». Una propuestaQuerid@ joven. Uno no se convence de todo esto que te voy contando hasta que no lo experimenta en carne propia. A aquellos discípulos que querían conocerlo les dijo Jesús: «¡venid y veréis!» (Jn 1,39) y lo mismo te dice a ti: «¡ven y verás!». Tú que buscas experiencias fuertes, haz esta experiencia de Jesús y de la Iglesia, y verás que lo que te he dicho es bueno porque es verdad. Déjame darte unas pistas, por si te ayudan:A) «Cree en Él». Para conocer a una persona lo primero que uno debe hacer es fiarse de ella. Fíate de Jesús. Quizás te cueste creer o rezar y tengas dudas. Tranquilo. Si deseas conocerlo – decía S. Agustín – ya tienes fe. Eso sí, no busques primero razones para creer en Jesús. Haz el camino inverso. Primero confía en Él y verás cómo poco a poco Él te dará sus razones. La fe te presta unas «gafas» para ver a Jesús en una dimensión nueva.B) «Escucha su Palabra. Lee la Biblia». Si ya te has fiado de Él su Palabra significará algo para ti. No es una palabra cualquiera, como las nuestras, que se las lleva el viento. Su Palabra es verdad, viva y eficaz porque hace lo que dice. Léela dirigida a ti.
Aunque sólo sea el pasaje del Evangelio de cada día [yo te lo envío si no lo tienes]. Verás cómo casi sin notarlo te irá cambiando, te aclarará cuando estés confuso, te animará cuando estés desalentado, te fortalecerá. Una forma sencilla de rezar es escuchar esta Palabra y responder a ella con nuestras palabras.C) «Vive como Él». La primera respuesta que Jesús dio al joven rico fue: «si quieres vivir de veras, cumple los mandamientos» (Mt 19,17). En otro lugar Jesús resume los mandamientos en dos o, mejor, en uno con dos caras: «ama a Dios por encima de todo y al prójimo como a ti mismo» (Mc 12,29-31). Quizá pienses que los mandamientos son «cargas» pesadas que Jesús o la Iglesia te imponen para amargarte la vida. ¡Todo lo contrario! Son «señales» que Jesús te regala para que atines con el bien y vivas feliz. Son «consejos» de un amigo. Además, Jesús no se limita a regalártelos. Él los cumplió primero para que te sea más fácil cumplirlos. Si así lo haces, verás que eres más libre.D) «Vive de Él. Celebra los sacramentos», especialmente la eucaristía de los domingos: ¡es la movida de los cristianos, su quedada semanal con Jesús y entre ellos! Si la vives así no te aburrirás en ella sino que disfrutarás. Te recargará las pilas «por dentro» para el resto de la semana. Y otra cosa que hoy no se lleva mucho: déjate perdonar por Jesús en el sacramento de la reconciliación. Verás que, aunque te parezca imposible, tu vida puede ir cambiando paso a paso con el empujón de la misericordia de Jesús y te sentirás más libre.E) «Vive para Él. Comprométete». Es de bien nacidos ser agradecidos. Si Jesús lo ha dado todo por ti, algo deberías dar tú por Él ¿no crees? Comparte un poco de tu tiempo, de tus cosas, de tus capacidades y ponlo al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados. Comparte con los demás lo que has descubierto de Jesús. Posibilidades tienes un montón: grupos de reflexión, de oración, de compromiso, voluntariado. Hay jóvenes que incluso pasan algún tiempo en el Tercer mundo. Verás cómo se cumplen aquellas palabras de Jesús: «Hay más alegría en dar que en recibir» (Hch 20,35).Todas estas pistas podrían ayudarte a ir elaborando un pequeño «plan de vida», donde anotes cuáles son tus sueños, cómo te encuentras ahora y qué medios o compromisos vas a poner para alcanzarlos.
Todos necesitamos ese plan secreto para tener orden en la vida y no vivir a lo que salga. Ponerlo por escrito te ayudará a revisarlo después. Contrástalo con alguien que pueda echarte una mano. Sé realista y humilde al escribirlo porque «quien mucho abarca, poco aprieta». Y luego sé paciente y constante al aplicarlo.
Conclusión: ¡Adelante, vende todo!Termino repitiéndote las palabras del comienzo. Las mismas que Jesús dijo al joven rico al final de su diálogo con él: «una cosa te falta, adelante, vende todo, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme». Seguro que en tu vida «algo te falta». No eres perfecto, como yo tampoco lo soy. No te preocupes. Siempre nos queda algo «más» para estar satisfechos. Jesús te dice: ¡adelante! ¡ánimo! Creer en Él es una apuesta y hay que arriesgarse. Él no se conforma con «algo» de ti ni con respuestas «tibias». Te pide todo porque te lo da todo: ¡vende todo…y sígueme! No te ofrece un camino de rosas porque te engañaría, pero sí un camino de plena realización personal. Si esto lo sabes, ¿por qué no te lanzas?Quiero acabar «color esperanza», con la canción de Diego Torres.
En esta carta te he presentado a Jesús. Ahora todo depende de ti. La pelota está en tu tejado. Sabes que se puede, que las ventanas de tu vida se pueden abrir, todavía más, que con Jesús «lo imposible se puede lograr» porque Él lo puede todo. Ahora, debes querer que se pueda, que Él pueda en ti. Quítate los miedos y los complejos, sácalos afuera. Píntate la cara color esperanza, color de Jesús. Tienta al futuro con el corazón y lánzate.No es fácil empezar, pero «mejor perderse que nunca embarcar, mejor tentarse a dejar de intentar», mejor volar que quedarse en el nido de la comodidad conformándote con lo que ya tienes. Jesús nunca te agobiará. Sólo espera tu respuesta. Te deja incluso que le respondas con un «no, paso». Eso hizo el joven rico, pero nos dice el Evangelio que «se marchó muy triste» (Mc 10,22). Ahora bien, si le respondes con un «sí» estoy seguro de que tu vida cambiará. Irás encontrando «tu sitio» en la vida, la vocación para la que Dios te pensó: formar una familia, ser religioso o religiosa, ser cura, ¿por qué no? Y hallarás incluso más de lo que querías o buscabas al principio: una alegría que nadie te quitará.
Te lo deseo de todo corazón y yo también, como Jesús, espero tu respuesta para seguir dialogando y ayudándonos mutuamente.
Si quieres ponerte en contacto conmigo, aquí te dejo mi email: jesus@obav.es. También tienes a tu disposición los Secretariados de Pastoral juvenil, universitaria y vocacional de la diócesis. Cuenta con que hay alguien que reza por ti. Un fuerte abrazo y hasta pronto, de un amigo
+ Jesús, Obispo de Ávila

Programación II Jornada de Formación Metodológica. EFOPEL



Escuela de Formación Permanente de Laicos
II Jornada de Formación Metodológica
Cronograma

Sábado 20 de Diciembre de 2008
Casa de Ejercicios Juan XXIII
Cajales 54
San Felipe


09:00
Bienvenida y Laudes Solemnes
09:30
Introducción a la Jornada
09:45
Presentación EFOPEL 2008
10:00
Charla: “Inclusión de los documentos pastorales en la vida de la Iglesia”
11:00
Coffe Break
11:20
Coloquio por grupos
11:50
Plenario
12:20
Recreo
12:30
Taller: “Planificación”
14:00
Almuerzo
15:00
Taller: “Evaluación”
16:30
Finalización y Oración

Los Lugares y Símbolos de Adviento. Diciembre 2008


1.- El desierto, el ámbito donde clama la voz del Señor a la conversión, donde mejor escuchar sus designios, el lugar inhóspito que se convertirá en vergel, que florecerá como la flor del narciso.
2.- El camino, signo por excelencia del adviento, camino que lleva a Belén. Camino a recorrer y camino a preparar al Señor. Que lo torcido se enderece y que lo escabroso se iguale.
3.- La colina, símbolo del orgullo, la prepotencia, la vanidad y la "grandeza" de nuestros cálculos y categorías humanas, que son precisos abajar para la llegada del Señor.
4.- El valle, símbolo de nuestro esfuerzo por elevar la esperanza y mantener siempre la confianza en el Señor. ¡Qué los valles se levanten para que puedan contemplar al Señor!
5.- El renuevo, el vástago, que florecerá de su raíz y sobre el que se posará el Espíritu del Señor.
6.- La pradera, donde habitarán y pacerán el lobo con el cordero, la pantera con el cabrito, el novillo y león, mientras los pastoreará un muchacho pequeño.
7.- El silencio, en el silencio de la noche siempre se manifestó Dios. En el silencio de la noche resonó para siempre la Palabra de Dios hecha carne. En el silencio de las noche y de los días del adviento, nos hablará, de nuevo, la Palabra.
8.- El gozo, sentimiento hondo de alegría, el gozo por el Señor que viene, por el Dios que se acerca. El gozo de salvarnos salvados. El gozo "porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro" son quebrantados como en el día de Madían; el gozo y la alegría "como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín".
9.- La luz, del pueblo del caminaba en tinieblas, que habitaba en tierras de sombras, y se vio envuelto en la gran luz del alumbramiento del Señor. Esa luz expresada hoy día en los símbolos catequéticos y litúrgicos en la corona de adviento, que cada semana del adviento ve incrementada una luz mientras se aproxima la venida del Señor.
10.- La paz, la paz que es el don de los dones del Señor, la plenitud de las promesas y profecías mesiánicas, el anuncio y certeza de que Quien viene es el Príncipe de la paz, el arbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. "De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas". "¡Qué en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente!"
Todos estos lugares, todos estos símbolos, conducirán, como un peregrinar, al pesebre de Belén, la gran realidad y la gran metáfora del adviento.


(Jesús de las Heras – Director de Ecclesia)

INVITACIÓN PARA LOS FORMADORES DEL EQUIPO EFOPEL.


El Consejo Diocesano de la Escuela de Formación Permanente de Laicos, saluda atentamente a usted y tiene el agrado de invitarle a la II Jornada de Formación Metodológica, a realizarse el próximo sábado 20 de Diciembre, 2008, desde las 9:00 a 17:00 Hrs. en las dependencias de la Casa de Ejercicio Juan XXIII, ubicada en Cajales Nº 54, San Felipe.

En dicha actividad se expondrá el tema “Inclusión de los documentos pastorales en la vida de la Iglesia”

Desde ya agradecemos vuestra valiosa presencia


Presbítero Ricardo Gómez Herrera
Asesor Diocesano

BEBER DE LA PALABRA. 30 de Noviembre 2008.

Homilía Correspondiente al Primer Domingo de Adviento 2008.