sábado, 13 de septiembre de 2008

A UN AÑO DE SUMMORUM PONTIFICUM


El 14 de Septiembre de 2007 entró en vigencia el motu proprio que desembargaba la misa según el “vetus ordo” o “gregoriana”, llamada también tridentina, preconciliar o de San Pío V. La forma litúrgica vigente en la mayor parte de Iglesia latina antes de la promulgación del “novus ordo”, en 1970 por Pablo VI. Este documento ha sido un hito del pontificado benedictino, cuyos frutos se van comprobando con fuerza creciente y esperamos de multipliquen aún más.

“La antigua liturgia no ha sido nunca prohibida y sigue en plena vigencia” es la ratificación permanente por parte del Papa y sus asistentes en materia litúrgica, aclarando que esta prohibición hubiera sido (o es) absolutamente ilegal, y dando apoyo, allí donde es posible, a quienes reclaman esos derechos.

Su Santidad sostiene que la liturgia es “como un árbol añoso que hunde sus raíces en la Revelación que Nuestro Señor mismo enseñó a los Apóstoles; árbol que crece y va desarrollando nuevas ramas y fructificando. Las “reformas” son apenas si algunas “podas” sabias que la autoridad pontificia, única que tiene jurisdicción directa sobre la liturgia, hace para mantenerlo lozano e impedir excesos o sobrecargas, o bien para hacerla más llevadera a fieles y clero en tiempos más gravosos”.

Así pues la publicación de este documento, como las implicancias que su puesta en marcha conlleva, son una confirmación de la firme convicción de Benedicto XVI de que está no es una concesión graciosa a un grupo de “inadaptados” a la nueva liturgia, sino como reconocimiento del valor inmutable de la liturgia tradicional, nunca negado en documento oficial alguno de la Iglesia.
Recientemente consultado sobre el temor de muchos de que este motu proprio represente una ruptura o un retroceso con el Concilio Vaticano II, el Obispo de Roma ha declarado: “Es un temor absolutamente infundado. El Motu Proprio es solamente un acto de tolerancia y de amor pastoral por las personas que han sido formadas en esta liturgia y la aman, la conocen y quieren vivir con esta liturgia. Es un pequeño grupo, porque presupone una formación en el latín y una cierta cultura. Pero de parte de los obispos y de nuestra Iglesia parece una exigencia normal el ser tolerante con estas personas. No hay ninguna oposición entre la Liturgia renovada del Concilio Vaticano II y esta Liturgia. Los padres conciliares todo los días han celebrado con el antiguo Rito y al mismo tiempo han concebido una liturgia que se ha desarrollado. Hay acentos diversos, pero una identidad común que excluye una oposición. Pienso que haya un posible enriquecimiento entre las dos partes: los amigos de la antigua liturgia deben conocer los salmos y los prefacios de la nueva, mientras la liturgia nueva, que subraya más la participación comunitaria, no debe ser considerada sólo una asamblea de una cierta comunidad sino siempre un acto universal. La liturgia renovada es la liturgia ordinaria.”



14 de Septiembre de 2007

Misa Solemne en la Fiesta de la Exhaltación de la Santa Cruz

Asociación Litúrgica Magníficat

Santiago de Chile







No hay comentarios: