domingo, 10 de agosto de 2008

MATERIAL DE APOYO Y ESTUDIO. MÓDULO I : "Presencia Cristiana en el Mundo"




Tertuliano

Hijo de un centurión romano, nació en Cartago hacia el año 160 y estudió derecho en su ciudad natal, alcanzando una fama reconocida. Hacia el 195, influido por el testimonio de los mártires, se convierte al cristianismo y destaca como gran polemista y defensor de la fe que abrazaba. De esta época son dos de sus grandes obras: Apologético (197) y Sobre la prescripción de los herejes (200).
Posteriormente, se deja atraer por las tendencias más rigoristas dentro del cristianismo, en gran parte debido al mismo relajamiento moral y religioso de la iglesia y, finalmente, hacia el 207 se adhiere al montanismo que pretendía ser un cristianismo más purificado, Pese a la actitud poco moderada que distingue esta segunda etapa, escribe dos obras de gran trascendencia: Sobre el alma (210-213) y Contra Praxeas(213), donde desarrolla sus ideas sobre la trinidad.

La importancia de Tertuliano en el desarrollo del cristianismo, tal como nos lo explica Daniélou,
podemos verla desde tres aspectos de su vida: el literato, el jurista y el filósofo.
Tertuliano es un escritor latino, heredero de la cultura y de la literatura latina. Sin embargo, carente de una tradición cristiana latina, se sirve de los escritos de los padres griegos, tanto en su forma como en su contenido, para desarrollar su pensamiento. Es por ello que Tertuliano constituye un nexo capital entre el cristianismo griego y el cristianismo latino, aportando al ámbito latino todas las controversias del siglo II.

Además, es jurista y esto señala una profunda diferencia con la manera de argumentar de los apologistas griegos. Las dos primeras partes del Apologético son una muestra de la sagacidad jurídica de Tertuliano. Así mismo, la prescripción, utilizando la autoridad de la iglesia como criterio de verdad, es uno de los argumentos que a partir de Tertuliano será característico del mundo latino. Tertuliano introduce también --y esto nos parece de suma importancia--, un vocabulario jurídico que será propio de la teología occidental y que la separa totalmente de la oriental. Dios aparece como el legislador que establece su ley y como juez que la aplica. El pecado es una violaciónde esa ley. El virtuoso será aquel que obre de acuerdo con la ley de la naturaleza y, en último término, con la ley de Dios. El logos en Tertuliano, a diferencia del de Justino, tendrá que enmarcarse en el ámbito propio de la ley y es probable que nuestras interpretaciones occidentales del logos griego hayan sido coloreadas por esta perspectiva legalista que introduce. Por ejemplo, la encarnación y redención (red-emo: re-comprar) de Cristo, responden a una deuda que se debe pagar.

Como filósofo encontramos en Tertuliano una marcada influencia estoica que, a diferencia de los apologistas griegos, para quienes el estoicismo era visto desde el platonismo medio, no pasa por este filtro sino que es asimilado como fuente directa, especialmente de Séneca. Este hecho separa, por ejemplo, la filosofía de un alejandrino como Clemente, de la de Tertuliano.

Podemos mencionar varios ejemplos que confirman lo anterior:

1. La noción de "natura" que permea todo el pensamiento estoico y que, como veremos al tratar del logos, es una de las nociones claves para su comprensión.

2. El materialismo estoico, cuando se refiere en De anima a la corporcidad del alma.

3. La prueba estoica de la divinidad a partir de las "nociones comunes".

Este último ejemplo presenta un gran interés para la comprensión de su pensamiento. Más que una confianza en la razón para demostrar a Dios, apela a la vía interior de las "nociones comunes". Así encontramos en Tertuliano una clara distinción entre lo que es un conocimiento natural de Dios por la vía de la experiencia personal, que es el auténtico conocimiento, del conocimiento por, especulación filosófica. Este último no alcanza al Dios real.

Debemos dejar claro que este rechazo de la razón no supone el rechazo de un conocimiento natural de Dios, sino de las conclusiones de los filósofos. El cristianismo será la culminación de un saber natural sobre Dios pero nada tiene que ver con la filosofia. Con esta aclaración es como hay que comprender este conocido texto de Tertuliano:

La filosofía es el objeto de la sabiduría mundana, intérprete temeraria del ser,y de los designios de Dios. Todas las herejías tienen su origen en último término en la filosofía De ella viene el Dios de Marción, cuya superioridad está en que está inactivo y es que procede del estoicismo. Hay quien dice que el alma es mortal, y ésta es doctrina de Epicuro [ ... ] Los que equiparan a Dios con la materia siguen las enseñanzas de Zenón. Los que pretenden un dios ígneo aducen a Heráclito [...] Es el miserable Aristóteles el que les ha insístido en la dialéctica, que es el arte de construir y destruir [ ... ] de ella nacen [ ... ] las disputas estériles Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén?¿Qué relación hay entre la academia y la iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos? [ ... ] No tenemos necesidad de curiosear, una vez que vino Cristo, no hemos de investigar después del Evangelio. Creemos y no deseamos nada más allá de la fe [...]

La doctrina estoica de las "nociones comunes" abrió para Tertuliano otro acceso al conocimiento de Dios. Este acceso experimental e interior a Dios, unido al elemento jurídico del valor de la autoridad y a la tradición de la iglesia, será una de las características de la patrística latina, en especial de san Agustín, y a través de ésta de toda la teología medieval que en ella se inspira.
Más adelante, Tertuliano aborda la cuestión que nos interesa, refiriéndose a la divinidad de Jesús:

Dejamos dicho que Dios creó el universo con su palabra, con su razón y con su poder. Nuestros mismos filósofos convienen en que el logos, esto es, la palabra e inteligencia de Dios, es el artífice del universo. A Él atribuye Zenón la fuerza creadora, que ordenó todas las cosas, y lo llama el destino, el Dios, el alma de Júpiter, la necesidad de las cosas. Por su parte, Cleantes comprendía todos estos atributos en el espíritu,que supone embeber y penetrar todas las cosas.

También nosotros afirmamos que la verdadera sustancia del Verbo es ser espíritu, palabra, razón y poder de Dios, por el cual Dios ha creado todas las cosas: palabra, en todo lo que ordena; razón,en todo lo que dispone; y poder, en todo lo que ejecuta.

Creemos que Dios ha proferido esta palabra, el Verbo, que pronunciándolo, lo ha engendrado, y que por tanto se llama Hijo de Dios, y es Dios, porque tiene una misma sustancia con Él; porque Dios es espíritu.

A la manera de un rayo que brota del sol, es una porción del todo; pero el sol está en el rayo, porque es un rayo de sol; y no se opera en él una disgregación, sino una extensión de la sustancia: así el Verbo que es espíritu de espíritu, Dios de Dios, como una luz que se enciende en otra luz. El manantial de la luz permanece entero e inmutable, aunque preste su luza muchosyse propague su esplendor. Del mismo modo, lo que procede de Dios es Dios, es hijo de Dios, sin dejar de ser ambos una sola substancia, espíritu que procede de espíritu, Dios que procede de Dios; diverso por suspropiedades, llega a ser distinto en número, pero no en su sustancia ni en su naturaleza; procede de un principio, sin separarse de él.

En este texto se condensa toda la tradición con respecto al logos anterior a Tertuliano y se añade algo original que se inspira en la unidad de naturaleza estoica: el Padre yel logos son una misma sustancia porque Dios es espíritu, si bien entre ambos existe una diferencia numérica.

Tertuliano será el primero en emplear el término de persona, otra vez bajo la influencia estoica, al referirse al Padre y al logos: "El logos es otro que el Padre en el sentido de persona, no de substancia, para distinción no para división".

La persona se aplicará también al Espíritu Santo y así:
Son tres no por la cualidad sino por el orden; no por la substancia, sino por la forma, no por el poder, sino por el aspecto. Los tres tienen una sola naturaleza y un mismo poder, porque no hay más que un solo Dios y por razón de¡ orden, la forma y el aspecto, se dan las designaciones de Padre, Hijo y Espíritu Santo, y aunque se distinguen en número, no por esto están divididos.

Y en el contexto de una tradición cristiana, al igual que Justino, afirma:

Este Verbo, o rayo de Dios, según estaba repetidas veces anunciado en los pasados siglos, descendió al seno de una virgen para tomar carne mortal, y nació de ella Dios y hombre. La carne animada por el espíritu se nutre, crece, habla, enseña, obra, y ese es Cristo.

Sin embargo, pese a esta unidad substancial entre el Padre y el logos, para ser justos debemos señalar que Tertuliano no logra librarse absolutamente de la influencia del subordinacionismo al mostrar como se genera el Verbo. La vieja distinción entre logos endiathetos y logos prophorikós, el Verbo interno o inmanente en Dios y el verbo proferido por Dios que desvió a san Justino, induce también a Tertuliano a pensar que la generación divina se efectúa gradualmente. Como señala Quasten:
Sabiduría y Verbo son nombres idénticos para la Segunda Persona, pero Tertuliano distingue entre el primer nacimiento en cuanto Sabiduría antes de la creación, y una nativitas perfecta al momento de la creación, cuando el logos fue proferido y la Sabiduría vino a ser el Verbo. El Verbo es engendrado en vistas a la acción.

Nuevamente, Proverbios, 8, 27. Pese a ello, es indudable la aportación de Tertuliano a la génesis del logos. El estoicismo a través de Séneca se une en Tertuliano a la tradición de la patrística griega, para concluir en la afirmación de un logos no inferior al Padre sino en íntima unidad, con igual peso ontológico, aunque distintos como personas.

El logos hecho carne es la segunda persona de la Santísima Trinidad.

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